Durante los últimos años, el número de picaduras de medusa se ha multiplicado de forma exponencial en nuestras costas, por ello es conveniente tener en cuenta una serie de recomendaciones sobre cómo evitarlas y cómo actuar en caso de que nos piquen.

Los meses de julio y agosto son los que presentan una mayor afluencia en las playas españolas, llenas de bañistas deseando disfrutar de un baño en el mar o un paseo por la arena. Los niños pasan las horas muertas haciendo castillos o jugando a las palas en la orilla, y cuando el calor aprieta ¡qué mejor que un chapuzón para refrescarse! Ante tanto regocijo, son pocos los que reparan en la posible presencia de medusas que, por desgracia, cada vez son más numerosas en nuestras costas.

Hace años solían aparecer muy esporádicamente a finales del verano, cuando el agua estaba más caliente, pero actualmente se dejan ver desde el mes de junio y dependiendo de la especie, sus picaduras pueden ser muy peligrosas, explica la doctora Pilar Cots, jefa del Servicio de Alergología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid.

Últimamente el protagonismo en muchas costas se lo está llevando la Physalia phisalis o ‘calavera portuguesa’, que en realidad no es una medusa sino una fisalia, mucho más venenosa. Tiene una parte que flota (flotador) que contiene gas, de color transparente violeta en forma de vela (también se llaman medusas vela), y otra sumergida formada por tentáculos azules muy urticantes que pueden llegar a los 20 metros de longitud.

Los más vulnerables ante las picaduras de medusas son niños pequeños, personas mayores, mujeres embarazadas, personas con algún tipo de alergia (sobre todo en la piel), asmáticos o con enfermedades que afecten al corazón, aclara la alergóloga.

En estos casos, además de la erupción cutánea (tipo ronchas, habones o vesículas) y el consiguiente picor, puede causar reacciones graves como problemas alérgicos e incluso anafilaxia. “El riesgo en estas personas más delicadas de salud viene directamente por la acción tóxica del veneno sobre los órganos, pudiendo llegar a producir una parada cardíaca o respiratoria”, sostiene la doctora Cots.

¿Cómo evitar las picaduras de medusas?

Cuando uno está en la playa y oye a alguien decir que ha visto una medusa, lo más recomendable es mantenerse fuera del agua. Y si nos pilla dentro del agua, mejor salir nadando tranquilamente, ya que hacerlo con mucha energía puede atraerlas y sus largos tentáculos pueden alcanzarnos aunque las veamos lejos. Asimismo, también es preferible evitar las zonas donde rompen las olas, ya que es donde habitualmente se acumulan.

Por otro lado, el uso de cremas o baladores que cubran el máximo de superficie corporal, además de proteger frente a los rayos del sol, también representan una barrera que evita el contacto de la piel con las medusas. Y si las vemos en la arena, no debemos tocarlas nunca ya que, aunque estén muertas, los tentáculos mantienen su poder urticante al menos 24 horas.

Si tenemos la mala suerte de sufrir una picadura, es preciso informarse bien antes de actuar ya que, por desgracia, actualmente existe mucha información tanto en Internet como en la sabiduría popular que es de escasa fiabilidad. Mejor seguir las siguientes recomendaciones, siempre basadas en la evidencia científica.

Lo que podemos y debemos hacer…

  1. Lavar la herida con agua salada.
  2. Quitar los restos de tentáculos con guantes o pinzas.
  3. Si conseguimos darnos cuenta justo en el momento de la picadura, aplicar paños calientes (no más de 45 grados) para desnaturalizar el veneno. Después aplicar frío (bolsa de hielo bien cerrada, para que el agua dulce no tenga contacto con la piel) durante 10-15 minutos, para controlar el dolor y evitar que se extienda el veneno.
  4. Si persiste el dolor se puede aplicar lidocaína (pomada, gel, crema o spray).
  5. Aplicar antiséptico en la herida (alcohol yodado), durante 48-72 horas y 3-4 veces al día. Repetir hasta que cicatrice.
  6. Administrar antihistamínicos por vía oral (en crema no son efectivos) para calmar el picor, como hidroxizina dihidrocloruro (Atarax) o dexclorfeniramina maleato (Polaramine).

Y lo que NO hay que hacer bajo ningún concepto

  1. No lavar con agua dulce, ya que el cambio osmótico activa los restos de células venenosas que pueden quedar en la piel y esto aumenta la cantidad de veneno inoculado.
  2. No frotar ni rascar la zona afectada.
  3. No secar la piel con toallas o aplicar arena.
  4. No utilizar amoniaco ni alcohol.
  5. No aplicar vinagre, pese a que existen muchos artículos por Internet en los que se recomienda su uso. Sólo es útil con algunos tipos de medusas pero en otros resulta muy perjudicial y está contraindicado, como en las de la familia de las fisalias, las pelagias o las Chrysaoras.

Fuente Efesalud