La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad neurológica, crónica, autoinmune, de causa desconocida, que afecta al sistema nervioso central (SNC). Es una de las patologías más comunes que ataca al cerebro y a la médula espinal, y se estima que la padecen unos 47.000 españoles.

Se trata de una enfermedad que daña la estructura que envuelve y protege las fibras nerviosas (mielina), y altera la capacidad de los nervios para conducir impulsos eléctricos, desde y hacia el cerebro. No es hereditaria, ni mortal, ni contagiosa.

De acuerdo con el grado de la lesión generada, la falta de comunicación entre las neuronas puede ser transitoria cuando dura un período de tiempo y después se recupera (brote), o puede ser permanente.

Si bien no incide en la expectativa de vida de las personas que la padecen, la esclerosis múltiple es muy discapacitante, sobre todo en el adulto joven, ya que afecta a la vida personal, familiar, social y económica. La mayoría de los casos aparecen entre los 18 y 35 años, y las mujeres tienen tres veces más riesgo de padecerla que los hombres.

¿Cuáles son las causas?

Todavía se desconocen las causas, pero hay algunos indicios de la existencia de factores genéticos que generan una predisposición a padecer la enfermedad, aunque no es determinante. También existen factores ambientales, por ejemplo, es más propensa en climas más templados que en climas tropicales.

Síntomas de la esclerosis múltiple

Por tratarse de una enfermedad muy variable, los pacientes pueden tener diversos síntomas según las áreas del sistema nervioso central afectadas y la magnitud del brote. Estos episodios pueden durar días, semanas o meses, y después continuar con períodos de reducción o ausencia de síntomas (remisiones). También pueden presentarse de forma progresiva. Hay factores como la fiebre, los baños calientes, la exposición al sol y el estrés que pueden desencadenar o empeorar los brotes.

Síntomas más comunes:

Si se identifican de manera precoz, muchos de estos síntomas son manejables y se pueden solucionar mediante una combinación de tratamientos.

Tipos de esclerosis múltiple

Diagnóstico de la esclerosis múltiple

Si se tiene la sospecha de padecer esclerosis múltiple, hay que acudir a un neurólogo. No existe ninguna prueba médica que pueda confirmar la enfermedad con total seguridad. La secuencia para llegar a un diagnóstico sería:

  1. Evaluación de la historia clínica, los síntomas y el estado general.
  2. Análisis de sangre y del líquido cefalorraquídeo para excluir otras enfermedades que pueden producir lesiones en el SNC. En el líquido cefalorraquídeo pueden encontrarse además datos de inflamación y activación del sistema inmune, que apoyan el diagnóstico.
  3. Resonancia magnética. Para observar si hay lesiones (placas) en el cerebro o la médula espinal, con o sin datos de inflamación.
  4. Potenciales evocados. Evalúan el estado de distintas vías nerviosas como la visual, la sensitiva y la auditiva, para valorar si hay una disminución en el flujo de mensajes eléctricos en el cerebro.

Tratamiento de la esclerosis múltiple

Aunque todavía no tiene cura, hay tratamientos complementarios que controlan la enfermedad, reduciendo la cantidad e intensidad de brotes y disminuyendo la progresión de la discapacidad. Además, hay alternativas que ayudan a calmar muchos de sus síntomas.

Tratamientos modificadores de la enfermedad:

Tienen como fin prevenir o reducir el número de brotes en la esclerosis múltiple recurrente y disminuir la discapacidad resultante de la enfermedad. Son medicamentos con principios activos como el interferón beta 1b, interferón beta 1a y acetato de glatiramero, y se aplican mediante inyecciones. Si la persona no responde a estos fármacos, existen otros tratamientos como natalizumab (mediante infusión intravenosa cada cuatro semanas) o fingolimod (una terapia oral).

Tratamiento de los síntomas:

Todos los síntomas repercuten en la calidad de vida de las personas y hay varias alternativas.

Tratamiento de los brotes

Las consecuencias de los brotes suelen ser duras, incluyen síntomas como debilidad en uno o varios miembros, desequilibrio, pérdida de visión, visión doble. El médico puede recetar corticoides para que la recuperación sea más rápida. Durante los brotes, es preferible mantener reposo.

Otros tratamientos:

Entre ellos se encuentran la azatioprina, ciclofosfamida, metotrexato y la mitoxantrona, que actúan inhibiendo la división celular. Se dirigen al sistema inmunológico y son útiles para las personas con esclerosis múltiple de avance rápido o con esclerosis múltiple recurrente con una alta tasa de recaída.

Fuente KernPharma