La sensación de ahogo o los estornudos pueden llevar a creer que las molestias propias de la primavera son coronavirus. Los especialistas ven diferencias claras y piden no abandonar los antihistamínicos para fortalecer las vías respiratorias

La primavera explota y el verdor se cuela entre las grietas. Incluso en las ciudades, donde después de siete semanas sin pisar apenas las calles ni encender los vehículos, hasta han brotado setas en cualquier césped mínimo. Pero con la detonación, también aparecen las alergias al polen para más de ocho millones de españoles. Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), siete millones de ciudadanos son alérgicos a las gramíneas, seguidos en el ránking por los afectados por el olivo. Es decir, los dos tipos de pólenes que explotan en esta época, tras superar las cupresáceas y las arizónicas en diciembre y el plátano de sombra entre febrero e inicios de abril.

Los síntomas comienzan a notarse: picor de nariz y de ojos, estornudos recurrentes y secreción nasal. Sobre todo, entre las mujeres, confirma el estudio Alergológica de 2015, donde se analizaron los factores epidemiológicos, clínicos y socioeconómicos de esta patología en España. No obstante, «el predominio femenino es discreto respecto a los hombres», apunta el doctor David Baquero, alergólogo y miembro de SEAIC, que anima a seguir las mismas pautas que la población general. Aunque, eso sí, debido al coronavirus, las precauciones y la higiene deben intensificarse entre quienes sufren de alergia (estacional u otros)

Que no cunda el pánico. El doctor Antonio Valero, presidente de SEAIC, aclara que «el covid-19 no supone un mayor riesgo ni empeora a pacientes con alergia primaveral». De hecho, los síntomas son distintos. «Es muy difícil confundirlos, porque puedes tener congestión nasal, pero nunca secreción acuosa. Tampoco picor nasal, conjuntivitis alérgica ni una concatenación de estornudos».

La duda sí puede surgir entre quienes sufren asma estacional, debido a los pitidos, la sensación de ahogo y algo de tos. Pero el doctor Valero ataja: «Con el covid-19 no hay pitidos. Y la alergia nunca provoca malestar general, fiebre o abatimiento. Cuando alguien se infecta con covid-19, los síntomas son progresivos». Incluso, el efecto sobre los pulmones es dispar. «Además de maligno, es un virus curioso», continúa Valero, «no sólo respecto a los virus de la gripe, también a los rinovirus que afectan a la vía aérea nasal».

Es una buena noticia, porque mientras que a un paciente asmático se le agrava la inflamación en los bronquios al contagiarse de una gripe normal, el covid-19 no exacerba el asma. «Afecta a partes diferentes del pulmón, lo que inflama el coronavirus es la parte terminal de la vía aérea, los alvéolos, donde hay difusión del oxígeno».

Medicación

Así, es recomendable que quienes tengan prescritos antihistamínicos, broncodilatadores o corticoides tópicos o inhalados sigan tomando su medicación. «Señores y señoras asmáticos, no dejen de tomarla, no tienen más riesgos de padecer coronavirus, pero sí estarán más protegidas sus vías aéreas», exhorta el doctor. De hecho, es compatible con cualquier otro tratamiento por covid-19.

Sin embargo, la cautela no debe ser la misma para los pacientes alérgicos que para el resto de los ciudadanos, ya que los estornudos, secreciones o picores se acentúan en esta época. Además de lavarse la manos con frecuencia, y más antes de comer, el doctor Baquero recomienda «usar colirios y esprays nasales de suero fisiológico o soluciones salinas para el lavado de mucosas y también de antihistamínicos tópicos», pues con el picor alérgico es casi inevitable no tocarse la cara.

Igualmente, aconseja el uso de la mascarilla para las mujeres alérgicas que trabajen en sectores tradicionalmente feminizados, como las limpiadoras de hotel, las empleadas del hogar o cuidadoras, pues al tener contacto con los alérgenos de interior, se acrecientan los síntomas. «Los purificadores de aire también podrían ser una herramienta más para disminuir la exposición a éstos».

Contaminación

Los pacientes, además, se verán más afectados en las idas y venidas (limitadas) fuera del hogar. Sobre todo, en las ciudades, ya que la contaminación interfiere en la estructura del polen, que genera unas partículas de estrés más agresivas que en las áreas rurales, a pesar de que la concentración allí sea mayor. No obstante, aunque se espera una primavera entre intermedia y elevada, según el Comité de Aerobiología de la SEAIC y la Agencia Estatal de Meteorología, la incidencia oscila por zonas. Mientras en el centro de la península será entre leve y moderada tras las lluvias y la calidez de invierno, en el sur varía por provincias.

«Debemos evitar salir a la calle en horas de mayor cantidad de pólenes en la atmósfera», sugiere el doctor Baquero. Es decir, «en la medida de lo posible, evitar el tramo horario de 12:00 a 17:00 horas». Con la restricción de la movilidad y la merma en la emisión de partículas contaminantes, se favorece el control de los síntomas. Cuando volvamos a las calles, sin duda el aire será más fresco.

Fuente EL MUNDO