“Mamá, me pica la cabeza!” Por esta exclamación, acompañada de un característico rascado, se suele detectar la presencia de los llamados piojos en los niños (y no tan niños).

Antes de que salgas corriendo a la farmacia en busca de la solución definitiva, te contaremos que los piojos —cuyo nombre científico es Pediculus humanus— son insectos parásitos (es decir, viven a costa de otros seres vivos) y llevan viviendo con nosotros desde hace miles de años, independientemente de las condiciones higiénicas o del estrato social. Por ello, puedes estar tranquilo: nadie va a pensar que por tener a estos incómodos inquilinos la higiene de tus hijos es deficiente.

En su forma adulta miden entre 2 y 3 milímetros, tienen 6 patas y no saltan ni vuelan. Disponen de unas piezas bucales que les permiten atravesar la piel en busca de su tesoro más preciado: la sangre humana. Mediante un fuerte pegamento, las hembras pegan los minúsculos huevos, denominados liendres, a la base del pelo, lo más cerca posible de la cabeza, ya que necesitan nuestro calor corporal para desarrollarse. En más o menos una semana los huevos eclosionan y queda el «cascarón» vacío.

¿Cómo detectarlos?

Si sospechamos que hay una infestación por piojos (pediculosis), debemos confirmarla:

¿Cómo se contagian?

Se contagian por contacto directo entre las cabezas o por compartir objetos o ropa con personas infestadas, por ejemplo, las toallas de piscina. Su existencia no depende de una mala higiene personal, de la longitud del pelo, del tipo de peinado o de la frecuencia de lavado de la cabeza. Pueden sufrirlos tanto niños como adultos, pero son mucho más comunes en niños debido al contacto cercano en el colegio, al jugar y al compartir utensilios, ropa, gorras, peines y gomas del pelo.

¿Cómo se eliminan?

Existen multitud de tratamientos, pero no todos son efectivos. Además, a lo largo de los siglos, los piojos se han vuelto resistentes a muchos de ellos, por lo que cuesta encontrar la solución definitiva.

Cortarse el pelo no soluciona el problema por sí mismo, pero ayuda a que los tratamientos actúen mejor. Los métodos más utilizados y efectivos son los siguientes:

Prevención

La mejor prevención consiste en evitar el contacto con cabezas ya infestadas y en no compartir objetos personales. Sin embargo, como cuando hablamos de niños estos consejos son difíciles de seguir, por lo que estas recomendaciones pueden ser de utilidad:

Consulta con tu farmacéutico la mejor forma de combatir los piojos y, sobre todo, tómatelo con calma, porque una vez que llegan, no siempre es fácil deshacerse de ellos a la primera.

Fuente KernPharma