Descubre el Placer de Cuidarte: Rutina de Cuidado Corporal para Revitalizar tu Piel
Antes de dejarse llevar por ese complemento que nos regalan, para escoger un buen fotoprotector hay que considerar para qué lo vamos a usar (no es lo mismo playa que ciudad) y cómo es nuestra piel.
Mientras unos están haciendo las maletas y otros andan ya por la playa, hay una pregunta que es común a todos: ¿qué protector solar compro este año? Antes de lanzarnos a las tradicionales ofertas de 2×1 o a la promoción con bolso de playa de regalo, merece la pena informarnos sobre qué opción es la mejor para nuestra piel en concreto. Estas son las respuestas a las preguntas que todos nos hacemos:
¿Para qué lo voy a usar? ¿playa, montaña, entorno urbano, deporte?
En entornos urbanos conviene elegir texturas ligeras que nos permitan dejarlo para el último lugar. Es decir: primero aplicaremos nuestra rutina de mañana y después iría el protector solar. Sin embargo, si vamos a la playa o a hacer deporte, el protector solar se debe aplicar en primer lugar, sobre la piel limpia y seca. En este caso lo ideal es elegir protectores solares resistentes al sudor, al roce y al baño ya que de lo contrario pueden perder eficacia. Por decirlo coloquialmente, estos son los productos que ‘huelen a playa’.
¿Me quemo con facilidad?
Aquí la respuesta es universal. Todos sabemos lo difícil que es aplicarse la cantidad suficiente de protector solar y renovarlo con frecuencia, así que lo ideal, sea cual sea tu tipo de piel, es escoger siempre un factor de protección 50 de amplio espectro frente a todas las radiaciones. ¡Recuerda! Quemarse con facilidad aumenta significativamente el riesgo de cáncer de piel.
¿Puedo aprovechar el protector solar para cubrir otras necesidades en mi piel?
Sí, los protectores solares pueden incluir otros ingredientes con funciones beneficiosas para nuestra piel. Por ejemplo, sustancias despigmentantes como la niacinamida, hidratantes como el ácido hialurónico, ingredientes antipolución como Polygonum Fagopyrum (buckwheat) Seed Extract, o incluso aceleradores del bronceado natural de la piel como los derivados de la tirosina. En este último caso pasan a llamarse bronceadores.
¿Qué protector solar debo usar si estoy embarazada?
Durante el embarazo es muy importante extremar las precauciones y limitar la exposición al sol porque los cambios hormonales pueden favorecer la aparición de manchas. Los protectores solares de FPS 50 de amplio espectro, y preferentemente con color que limiten la luz visible (puedes mirar en el envase que lo indique o consultar con tu farmacéutico), ayudan a limitar su aparición, especialmente en las pieles más oscuras.
¿Qué protector es mejor para un bebé, un niño o una persona de edad avanzada?
Los niños y bebés están menos protegidos frente a la radiación solar. Su piel es más permeable a los filtros solares químicos y por ello puede ser interesante utilizar filtros físicos o mixtos. Con el paso del tiempo la piel se vuelve más seca, menos hidratada, con menos elasticidad y menor capacidad de regeneración ante las agresiones externas. Por tanto, las pieles seniles son mucho más vulnerables a la quemadura solar. En este caso el mejor consejo es evitar directamente el sol en la franja horaria más ‘peligrosa’ y, de no ser posible, insistir en aplicar los protectores solares en la cantidad y frecuencia apropiada.
Y la pregunta del millón… ¿la radiación solar atraviesa las ventanas?
La buena noticia es que los cristales de las ventanas de los coches, de las casas y de las oficinas sí bloquean la mayor parte de rayos UVB (es la radiación que produce el bronceado pero también la quemadura solar). Sin embargo, hay otro tipo de radiaciones que sí son capaces de atravesar las ventanas. Hablamos de las radiaciones UVA, la luz visible y el infrarrojo-A y por ello es interesante utilizar a diario un protector solar que nos proteja de todas ellas.
Fuente El Mundo Salud
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